This is default featured slide 1 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

This is default featured slide 2 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

This is default featured slide 3 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

This is default featured slide 4 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

This is default featured slide 5 title

Go to Blogger edit html and find these sentences.Now replace these sentences with your own descriptions.

domingo, 22 de julio de 2018

la caperucita roja



Había una vez una dulce niña que quería mucho a su madre y a su abuela. Les ayudaba en todo lo que podía y como era tan buena el día de su cumpleaños su abuela le regaló una caperuza roja. Como le gustaba tanto e iba con ella a todas partes, pronto todos empezaron a llamarla Caperucita roja.
Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, enfermó y la madre de Caperucita le pidió que le llevara una cesta con una torta y un tarro de mantequilla. Caperucita aceptó encantada.
- Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque.
- ¡Sí mamá!
La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando el lobo la vio y se acercó a ella.
- ¿Dónde vas Caperucita?
- A casa de mi abuelita a llevarle esta cesta con una torta y mantequilla.
- Yo también quería ir a verla…. así que, ¿por qué no hacemos una carrera? Tú ve por ese camino de aquí que yo iré por este otro.
- ¡Vale!
El lobo mandó a Caperucita por el camino más largo y llegó antes que ella a casa de la abuelita. De modo que se hizo pasar por la pequeña y llamó a la puerta. Aunque lo que no sabía es que un cazador lo había visto llegar.
- ¿Quién es?, contestó la abuelita
- Soy yo, Caperucita - dijo el lobo
- Que bien hija mía. Pasa, pasa
El lobo entró, se abalanzó sobre la abuelita y se la comió de un bocado. Se puso su camisón y se metió en la cama a esperar a que llegara Caperucita.
La pequeña se entretuvo en el bosque cogiendo avellanas y flores y por eso tardó en llegar un poco más. Al llegar llamó a la puerta.
- ¿Quién es?, contestó el lobo tratando de afinar su voz
- Soy yo, Caperucita. Te traigo una torta y un tarrito de mantequilla.
- Qué bien hija mía. Pasa, pasa
Cuando Caperucita entró encontró diferente a la abuelita, aunque no supo bien porqué.
- ¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes!
- Sí, son para verte mejor hija mía
- ¡Abuelita, qué orejas tan grandes tienes!
- Claro, son para oírte mejor…
- Pero abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- ¡¡Son para comerte mejor!!
En cuanto dijo esto el lobo se lanzó sobre Caperucita y se la comió también. Su estómago estaba tan lleno que el lobo se quedó dormido.
Caperucita roja ese momento el cazador que lo había visto entrar en la casa de la abuelita comenzó a preocuparse. Había pasado mucho rato y tratándose de un lobo…¡Dios sabía que podía haber pasado! De modo que entró dentro de la casa. Cuando llegó allí y vio al lobo con la panza hinchada se imaginó lo ocurrido, así que cogió su cuchillo y abrió la tripa del animal para sacar a Caperucita y su abuelita.
- Hay que darle un buen castigo a este lobo, pensó el cazador.
De modo que le llenó la tripa de piedras y se la volvió a coser. Cuando el lobo despertó de su siesta tenía mucha sed y al acercarse al río, ¡zas! se cayó dentro y se ahogó.
Caperucita volvió a ver a su madre y su abuelita y desde entonces prometió hacer siempre caso a lo que le dijera su madre.
Aquí usted puede descargar hppt
La caperucita roja

el patito feo




La señora Pata le disgusto mucho que su tercer patito demorara en nacer. Pero su molestia se encendió más al comprobar que era realmente feo y que sus otros patitos empezaron a burlarse de él.
Lo llamaron Patito Feo y desde entonces fue marginado, no solo por los vecinos de la granja, sino también por su propia familia. Y eran muy crueles, pues lo agredían, insultaban y hasta escupían sin compasión.
Desolado y triste, optó por alejarse de la granja en pleno infierno. No pudo avanzar mucho y cayó desvanecido. De no ser por el auxilio que le brindó una caritativa ardilla, el Patito Feo hubiera muerto congelado.
Mas, luego de ayudarlo, el pequeño roedor huyó asustado al notar que era muy feo esperanzado en hallar un poco de amor, siguió su camino.
Llegó así a una casita donde lo recibió una mujer que vivía con un gato y una gallina. Antes de acercarse, la mujer le susurró al mínimo: “si lo engordamos, quizás podemos venderlo”.
Pero el Patito Feo comía y comía y nunca engordaba, por lo que la ambiciosa mujer empezaba a desesperarse, mientras que el gato y la gallina, celosos por las atenciones brindadas, tiraban de sus plumas, le pisaban las patas y escondían su comida, al tiempo que le gritaban: “¡Patito feo, refeo, recontrafeo!”, riéndose a carcajadas.
Una tarde, al tratar de huir de las agresiones del gato, tropezó con un valioso jarrón lo hizo trizas. Fue suficiente.
La ambiciosa mujer lo expulsó a escobazos.
 Lloroso, caminó horas de horas. “¿Porqué, ¿Dios mío, nadie me quiere, porque soy tan feo?”
                se cuestionaba.
Llegó así al borde de una laguna donde que se acercó un hermoso cisne para preguntarle: “¿Qué haces aquí, pequeño granuja?”.
“Yo no soy granuja, señor –respondió asustado-, y me llamo Patito Feo…”.
Y el cisne lo aclaró: “¡Qué pato ni nada!, ¿es que no te has mirado en un espejo?”.
El Patito se excusó: “Dicen que soy muy feo”.
“¡Bah, pamplinas! –dijo el cisne-. Mírate en las aguas de esta laguna”.
El Patito Feo se miró en las aguas y se vio igual de horrible.
En eso llegó otro cisne y, dirigiéndose al Patito, le dijo: “¡Hasta que apareciste! Tus padres andan como locos buscándote “.
Ahora lo entendía. Los huevos se habían confundido. ¡Era un cisne y no un patito feo! Sin embargo, jamás renegó de su pasado y, ya adulto, lucía su belleza como un hermoso cisne. ¡Y fue muy dichoso!

¡Quién sufre aprende y se supera!
Aquí usted puede descargar hppt
El patito feo

la caperucita roja

Había una vez una dulce niña que quería mucho a su madre y a su abuela. Les ayudaba en todo lo que podía y como era tan buena el día d...