Había
una vez…
En la bella ciudad alemana de Hamelín,
en baja Sajonia -por donde corría el rio weser-allá por el siglo XIII, su
población estaba enterrada y molesta. Una plaga de ratas había invadido las
casas y edificios públicos, causando grandes pérdidas, así como otras amenazas.
Las
familias humildes sufrían aún más y los niños, muy asustados, corrían el
peligro de contraer enfermedades.
Por
eso, la población -enfurecida entre la pasividad de las autoridades de
Hamelín-acudío en masa hasta el ayuntamiento, siendo recibidos por un incómodo
alcalde, quien, sin embargo, no perdió la oportunidad para lanzar un discurso
rimbombante, pero sin dar solución ninguna.
Esa
perorata acabó con la paciencia de la gente, peor aún al observar que los
roedores se paseaban con descaro por su propio escritorio. Al darse cuenta del
estupor general, el alcalde se apresuró a mostrar una bolsa repleta de monedas
de oro y lanzar el reto: ¡La persona que logre acabar con la plaga se llevara
esta atractiva recompensa!
Todos callaron, más de pronto surgió la
voz de un desconocido: Buenos días, ¡pueblo de Hamelin!¡Solo mi prodigiosa
flauta y yo acabaremos con esta calamidad!
El
alcalde -incrédulo- lanzó una sonora risotada y el pueblo se solidarizó con él.
“No
exigiré adelanto alguno -propuso el misterioso Flautista-, necesitaré de muy
poco tiempo y cuando haya acabado con la plaga volveré por mi recompensa”.
El
alcalde, al ver que se le presentaba la oportunidad de salvar el pellejo,
aceptó la propuesta. Y el Flautista, sin dar más explicaciones, tomó su flauta,
empezando a tocar una extraña y prodigiosa melodía. Entonces ocurrió lo
increíble: de todos los escondrijos de la ciudad empezaron a salir las ratas en
forma ordenada.
¡Eran
miles de miles! Y seguían como hipnotizadas al joven Flautista con dirección al
río Weser. Marchaban a la muerte, pues ni una sola se salvó de morir ahogada.
¡La población estalló en júbilo!.
Aquí usted puede descargar el pptEl flautista de hamelín
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